Y siempre queda un halo de esperanza. Pero ¿esperanza de qué? Ni yo lo sé, a veces quiero, a veces no quiero, a veces rio, a veces lloro, a veces lo quiero, a veces no lo quiero, a veces lo echo de menos, a veces lo echo de más, a veces lo necesito a mi lado, a veces lo añoro, a veces lo odio, a veces…
¿Realmente crees saber lo que quieres? Si ni tú lo tienes claro, si necesitas escuchar a alguien que te diga que no, que ese no es el camino, que él es el que está equivocado, que si tú crees que vale la pena que luches, que te hagas valer, que pases, que vivas, que…tantas cosas que quieres escuchar, pero ¿es eso la realidad? ¿Es eso lo que sientes? ¿O simplemente lo que quieres sentir?
Cada día dices una cosa diferente, cada día te contradices y ¿sabes qué es lo peor? Que por quién dices sufrir no está interesado en entrar en ese juego, le resbala, ha rehecho su vida, como supuestamente también tú habías hecho. Pero, no te mientas, no quieres rehacerla, tienes miedo pues no sabes qué habrá más allá, con quién te encontrarás, qué pasará. Y ¿entonces qué haces? Lo añoras, aunque realmente sepas que no, lo amas, simplemente por no enfrentarte a la realidad, como siempre has hecho y como siempre harás. Hasta que no tengas algo claro no te arriesgas, vas de fuerte, sin embargo eres lo más débil que te has podido echar a la cara. Y no aprendes y vas dando lecciones de la vida cuando ni tú te las crees, pides que las apliquen, aunque ni tú sabes qué pasará…
Y así es tu día a día, lleno de altibajos y fingiendo ser quien no eres, fingiendo sentimientos, fingiendo una vida que cuando te des cuenta ya habrá pasado ¿y entonces? Nada, como siempre, nada. No haces nada por cambiar lo que hay, dices ser una inconformista nata, pues yo no lo veo, dices tantas cosas y a la hora de la verdad nunca haces nada.
Da gracias a que existe gente que te evade de tu vida, de esa mierda de vida que te has ido creando tú, por no querer sentir, por no querer pensar, por no querer hacer, por hacerle tanto daño a quien no debías, por querer a quien no querías, por creer a quien no creías, por todas y cada una de esa contradicciones, por darle ilusiones a quien ni conocías, por sonreír a quien no se lo merecía, por llorar por quien ni te quería, por todo.
Y pones miles de excusas para acabar con esto, para no darte cuenta de dónde te has metido. Lo siento, ya es demasiado tarde. Es ahora cuando debes sacar toda esa fuerza que dices tener, es ahora cuando tienes que mostrar esa sonrisa que tanto crees poseer, es ahora o nunca. Quizás mañana sea tarde y, entonces, de nuevo te volverás a arrepentir. Aunque digas que jamás te arrepientes de lo que haces. ¿En serio? Mentira, te arrepientes, tal vez por miedo a las represalias o quizás porque la has cagado, como todas esas veces. Siempre tropiezas con la misma piedra, siempre, siempre, siempre, siempre, siempre. Y no digas que no querías, porque sabes que sí, tú lo buscas y tú lo encuentras y tú lo haces y tú lo deshaces.
Dices que el destino está escrito y luego dices que tú escribes tu futuro, de nuevo otra contradicción, otra de tantas. Ya vale de lamentarse, de llorar por lo que no se consigue, de ir dando pena, YA VALE. Piensa lo que haces porque todo tiene sus consecuencias, deja de jugar con los sentimientos de los demás y con los tuyos propios pues haces daño, mucho daño y, ¿luego qué, te volverás a arrepentir? SÓLO TE PIDO UNA COSA. CAMBIA.